El entrenador del Estradense analiza la primera semana de pretemporada
Este pasado viernes por la noche el Estradense cerrada una primera semana de entrenamientos de elevada intensidad en lo físico. Cinco jornadas consecutivas para comenzar a desentumecer músculos, coger fondo y prepararse para una atípica temporada, donde apenas quedará margen de reacción al reducirse las jornadas de liga en una primera fase decisiva, ya que habrá dos grupos en la Tercera División, cada uno con doce equipos.
Alberto Mariano se mostraba ayer bastante satisfecho con estas primeras sesiones de preparación. «En general tenemos que ser positivos, los jugadores se cuidaron bastante durante estos meses aunque estos días lo están pasando mal», reconocía el entrenador de los rojillos. Sobrecargas y más asfixia durante los ejercicios se notaban en bastantes futbolistas, aunque nada relativamente distinto al arranque de cualquier pretemporada, multiplicado en este caso por el mucho tiempo transcurrido sin competir al suspenderse la pasada liga por el estado de alarma de marzo.

En el plano más futbolístico, estos seis meses de inactividad también se dejaron notar. «Llevan tanto tiempo sin tocar un balón que ya casi no saben cómo se hace con él, los controles les salen largos y la precisión no es la habitual», explicaba Mariano. Pero destacaba que tras cinco jornadas intensas «todos están sanos y preparados para continuar antes de disputar ya la próxima semana el primer partido». Un encuentro de presentación del equipo ante la afición que está fijado inicialmente para el día 16 en el Novo Campo, a partir de las 21.00 horas y ante el Compostela.
«Va a ser el primer partido para nosotros y también para ellos, con pocas sesiones de preparación y centradas sobre todo en lo físico, prácticamente sin preparar estrategia, por lo que poco se puede esperar en cuanto a conclusiones al margen de lo atractivo del rival para la afición», argumentaba el técnico del Estradense. Su pretensión es dar minutos a todos o prácticamente todos los futbolistas que están realizando la pretemporada, un total de veinticinco, el máximo autorizado. Algunos de ellos será la primera vez que salten al césped luciendo los colores rojillos y tendrán que sobreponerse a las dificultades de no conocer todavía los sistemas de juego implantados por Mariano la pasada temporada, en espera de nuevas variantes. Eso sí, el grueso del equipo se mantuvo respecto a la campaña anterior.
El club estradense está ahora a la espera de que Xunta y Real Federación Galega de Fútbol les confirmen la autorización para la fecha y hora de ese duelo ante el Compos. En principio no se espera ninguna traba para este amistoso. Resta por saberse cuál será el aforo autorizado, si es el 30 % de la capacidad del estadio o, al ser un evento deportivo al aire libre, se debe cumplir la regla de un máximo de un millar de espectadores.
Estricto cumplimiento de un protocolo que preocupa si continúa en invierno
La vuelta al trabajo de la plantilla y el cuerpo técnico del Estradense se está realizando cumpliendo un estricto protocolo para evitar riesgos ante la pandemia del coronavirus. El cierre provisional de los vestuarios supone el principal hándicap, al no poder ducharse tras las sesiones. Todo comienza a la llegada al estadio, con una primera desinfección de manos y pies para después realizarse a todos un control de temperatura. A continuación toca cambiarse en las gradas para de nuevo desinfectarse con gel hidroalcohólico las manos antes de saltar al césped.
El material también se debe desinfectar cada uso, además de establecerse un control exhaustivo de quién tiene contacto con él. La distribución y empleo de los petos durante los entrenamientos también tiene una especial vigilancia. «Hemos tenido que adaptar las tareas a esta situación tan especial, pero es lo que toca y esperemos que todo el mundo esté cumpliendo con las normas», dijo Alberto Mariano. Otros clubes vecinos, como el Estudiantil Vista Alegre, decidía tras una primera sesión suspender los entrenamientos en espera de ver si se rebajan las condiciones.
De momento las buenas temperaturas no generan problemas con la peculiar situación de tener que cambiarse en las gradas, al aire libre. Pero preocupa al entrenador que se demore en el tiempo algún cambio del protocolo que permita usar los vestuarios, al llegar las lluvias y el frío. «Vamos a vernos con problemas de gripes y resfriados porque los jugadores se van a vestir húmedos tras las sesiones, van a compartir coche y la verdad es que no resulta muy higiénico», argumentaba Mariano. Cree que se debe buscar una solución razonable que permita usar los vestuarios.
FUENTE: LA VOZ DE GALICIA